La media noche tocaba a su punto. La luna, que se había ido remontando lentamente, estaba ya en lo más alto del cielo, cuando al entrar en una oscura alameda que conducía desde el derruido claustro a la margen del Duero, Manrique exhaló un grito leve y ahogado, mezcla extraña de sorpresa, de temor y de júbilo.
|
Scoccava la mezzanotte. La luna, che era andata lentamente risalendo, già stava nel piùalto del cielo, quando, all'entrare in un viale oscuro che conduceva dal diroccato claustro alla sponda del Duero, Manrico mandò un grido, un grido lieve e soffocato, strana mescolanza di sorpresa, di timore e di giubilo. |