Todos perecieron.
Cuando el cercano día comenzó a blanquear las altas copas de los enebros, humeaban aún los calcinados escombros de las desplomadas torres; y a través de sus anchas brechas, chispeando al herirla la luz y colgada de uno de los negros pilares de la sala del festín, era fácil divisar la armadura del temido jefe, cuyo cadáver, cubierto de sangre y polvo, yacía entre los desgarrados tapices y las calientes cenizas, confundido con los de sus oscuros compañeros.
"Tutti perirono.
Quando il giorno vicino cominciò a imbiancare le chiome dei ginepri, le calcinate macerie delle torri crollate fumavano ancora, e attraverso le loro ampie breccie si poteva facilmente distinguere, sfavillante ai raggi del sole e attaccata a uno degli anneriti piloni della sala del festino, l'armatura del temuto capo, il cui cadavere, coperto di sangue e di polvere, giaceva fra le tappezzerie strappate e le ceneri ancora tiepido, confuso con quelli dei suoi oscuri compagni".