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Inhaltsverzeichnis ÜbungenSatz 281 bis 300
Block 261-280Übungen Level 4: Das Zeitensystem im Spanischen
Block 301-320

  4.2 Das Zeitensystem im Spanischen - Satz 281 bis 300
   El pozo y el péndulo (Edgar Allan Poe)
 
Satz 281: Pensando en ello, fijé convulsivamente mis ojos en las paredes de hierro que me rodeaban.
  Satz 282: Algo extraño, un cambio que en principio no pude apreciar claramente, se había producido con toda evidencia en la habitación.
  Satz 283: Durante varios minutos en los que estuve distraído, lleno de ensueños y escalofríos, me perdí en conjeturas vanas e incoherentes.
  Satz 284: Por primera vez me di cuenta del origen de la luz sulfurosa que iluminaba la celda.
  Satz 285: Provenía de una grieta de media pulgada de anchura, que extendíase en torno del calabozo en la base de las paredes, que, de ese modo, parecían, y en efecto lo estaban, completamente separadas del suelo. Intenté mirar por aquella abertura, aunque, como puede imaginarse, inútilmente.
  Satz 286: Al levantarme desanimado, se descubrió a mi inteligencia, de pronto, el misterio de la alteración que la celda había sufrido.
  Satz 287: Había tenido ocasión de comprobar que, aun cuando los contornos de las figuras pintadas en las paredes fuesen suficientemente claros, los colores parecían alterados y borrosos.
  Satz 288: Ahora acababan de tomar, y tomaban a cada momento, un sorprendente e intensísimo brillo, que daba a aquellas imágenes fantásticas y diabólicas un aspecto que hubiera hecho temblar a nervios más firmes que los míos.
  Satz 289: Pupilas demoníacas, de una viveza siniestra y feroz, se clavaban sobre mí desde mil sitios distintos, donde yo anteriormente no había sospechado que se encontrara ninguna, y brillaban cual fulgor lúgubre de un fuego que, aunque vanamente, quería considerar completamente imaginario.
  Satz 290: ¡Imaginario! Me bastaba respirar para traer hasta mi nariz un vapor de hierro enrojecido.
  Satz 291: Extendíase por el calabozo un olor sofocante. A cada momento reflejábase un ardor más profundo en los ojos clavados en mi agonía.
  Satz 292: Un rojo más oscuro se extendía sobre aquellas horribles pinturas sangrientas.
  Satz 293: Estaba jadeante; respiraba con grandes esfuerzos.
  Satz 294: No había duda sobre el deseo de mis verdugos, los más despiadados y demoníacos de todos los hombres.
  Satz 295: Me aparté lejos del metal ardiente, dirigiéndome al centro del calabozo.
  Satz 296: Frente a aquella destrucción por el fuego, la idea de la frescura del pozo llegó a mi alma como un bálsamo.
  Satz 297: Me lancé hacia sus mortales bordes.
  Satz 298: Dirigí mis miradas hacia el fondo.
  Satz 299: El resplandor de la inflamada bóveda iluminaba sus cavidades más ocultas.
  Satz 300: No obstante, durante un minuto de desvarío, mi espíritu negóse a comprender la significación de lo que veía.
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