Cuando llegaron los guardias y se amotinó la gente en tomo del Juzgado, vióse a la luz de algunos fósforos la cara moruna de Pepet el de la Ribera, con los ojos desmesurados y vidriosos, y junto a la sien derecha una desolladura roja que aún manaba sangré.
Le habían cortado una oreja como a los toros muertos con arte*.
Quando i poliziotti arrivarono, la gente si assiepava intorno al palazzo di giustizia. Allo primo sguardo Pepet aveva una faccia scura da fiammifero bruciato, occhi sgranati e vitrei. Sulla tempia destra una ferita rossa che ancora sanguinava.
Gli avevano mozzato un orecchio in maniera artistica.